LA FABBRICA: PIZZERIA DE MODA EN CORDOBA

Albeniz, 16

Sin duda es la pizzería favorita de los cocineros cordobeses. Así lo han contado en diferentes publicaciones y medios digitales nombres como Periko Ortega de ReComiendo, Paco Morales de Noor, David Carrillo de Cocina 33 o Daniel Pla de Fusión By Sojo. Éstos y otros profesionales coinciden al incluir LA FABBRICA en su grupo de restaurantes recomendados. Y el caso es que después de nuestra visita constatamos que seguramente es también la pizzería favorita de la clientela cordobesa.

Exterior de La Fabbrica

Tenemos que remontarnos al 2014 para ver nacer este negocio. Primero en un local más pequeñito en la calle José María Martorell para pasar más tarde al actual en la calle Albeniz, junto a los jardines de Juan Carlos I. Y tratándose de un restaurante enfocado a la cocina italiana, lo curioso es que sus creadores son una polaca y un paraguayo. Así es, detrás de todo están Agata Szustakiewicz y Aldo Darío Cabrera. Curiosamente se repite lo que vimos en el último restaurante visitado en nuestro blog -Cocina 33-, donde una joven pareja está al frente del negocio ocupando además los mismos puestos de responsabilidad: ella, dirigiendo la sala, y él, en cocina. Y del mismo modo, la decoración y ambientación tiene ese punto de modernidad y atrevimiento tan de moda actualmente. Empieza por llamar la atención el color rosa de los muros del local en el exterior, para acrecentarse nuestra sorpresa en interior por la mezcolanza de color y elementos decorativos: lo mismo vemos testeros lisos blancos, que con desnudo cemento o pintados con coloridos motivos naturalistas. El local esta salpicado además de una multitud de aparatos de estilo vintage, destacando los televisores de tubo, pero también distintos tipos de lámparas, figuras de animales o plantas. Destila igualmente toques simpáticos y basta para ello observar las puertas de entrada a los baños, detalle que no desvelamos y os invitamos a descubrir.

Interior de La Fabbrica

 

Dentro de este escenario, bastante más amplio de lo que se intuye desde la entrada, también hay cabida para la cocina, que está a la vista y donde se puede presenciar la preparación de las pizzas. Son éstas las grandes protagonistas de una carta que nos ofrece, sim embargo, otras alternativas de inspiración italiana, pero también con incursiones en el "gourmet fast food" americano, lo que se traduce en la posibilidad de elegir entre varias hamburguesas y costillas de cerdo con salsa barbacoa.

Volviendo a las pizzas, llama la atención la forma en la que se dan a llamar, con nombres relacionados, en su mayoría, con el arte y la música. Así, detrás de una "Mick Jagger" tenemos una pizza con pepperoni, beicon y huevo estrellado. O tras una "La Gioconda" está una pizza de base blanca, calabacín, chorizo y parmesano. Sin embargo, nos resulta familiar esta manera de llamar a las pizzas, y es que esto lo habíamos visto personalmente en la pizzería "Marquinetti" de Tomelloso -Ciudad Real-, establecimiento que adquirió cierto renombre hace unos años gracias a los títulos mundiales a mejor pizzero obtenidos por su responsable, el manchego Jesús Marquina. Por tanto, "La Fabbrica" cordobesa parece haber tomado prestada esta idea para dar nombre a sus creaciones pizzeras. Una licencia tras la cual encontramos pizzas muy del gusto actual, con mezclas alejadas de las clásicas italianas de siempre y donde se incluyen también ingredientes tan genuinamente nacionales como el chorizo o el jamón serrano.

Y si no quedamos satisfechos con la oferta, la carta nos permite la posibilidad de "fabricar" una pizza con los ingredientes que nos dé la gana.

Esta es la carta que encontramos el pasado mayo: 

Nosotros, solo dos a la mesa, nos decantamos por dos pizzas: una "Andy Warhol", para la que sustituimos la cebolla caramelizada por cebolla normal, y una "Salvador Dalí", seguramente la más española de todas con jamón serrano y tomate natural. No se puede decir que las pizzas sean especialmente vistosas, ni por la redondez ni por la distribución de los ingredientes. Pero buenas si que estaban: buen sabor y buena masa.

 

Pizza "Andy Warhol" de La Fabbrica

Pizza "Salvador Dalí" de La Fabbrica

Completamos la cena con el postre para el que esperábamos alguna especialidad italiana que, en la noche de nuestra visita, al menos, no hubo. Nos los cantaron de viva voz y nada del tiramisú que alguna vez tuvieron -eso habíamos leído-, pero tampoco panna cota u otras preparaciones dulces con origen en Italia. De entre las opciones, nos decantamos por algo bastante más anglosajón: tarta de zanahoria, excelente todo sea dicho. Jugosa porción, coronada por una gran cobertura de crema de queso.

                                                        "Tarta de Zanahoria" de La Fabbrica

En el apartado de bebidas, disponen de una contenida carta de vinos con referencias españolas de unas cuantas denominaciones: Rioja, Ribera y, menos mal, Cariñena y Uclés. Se pueden tomar por copas. 

Sin embargo, nosotros nos decantamos esta vez por las cervezas. La marca de la casa es la zaragozana Ambar y de ésta pedimos una lager 0.0 y, para el quien esto escribe, una Caesaraugusta, que es de tipo ale y de las que más disfruto del catálogo de la marca.

La cuenta, que completamos con una infusión, ascendió a 26,4 euros. Y esto es de lo más destacable, porque en relación calidad-precio son realmente imbatibles. Sin duda, otro de los secretos de su popularidad ya que para nada abusan de ese halo de pizzería gourmet que los rodea. Por cierto, simpática la forma en que llega la cuenta, dentro de la caja de una antigua cinta de VHS, otro de esos amigables toques retro que caracterizan al restaurante.

Forma de presentar la cuenta en la mesa de La Fabbrica

Dejamos un local absolutamente repleto y donde algunos grupos aún esperan su mesa. El ambiente es y ha sido ruidoso entre las conversaciones y la música alta que suena de fondo. Para nuestro gusto, es el único punto negativo que se lleva la visita. Atención correcta y tiempos adecuados completan un balance netamente positivo. Queda pues un lugar tan interesante como de difícil clasificación en lo gastronómico, en lo estético y en la atmósfera que lo rodea. Atmósfera al mismo tiempo actual, hípster, intelectual y sobre todo alternativa que tan de moda está últimamente.

 

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