Echábamos de menos contar nuestras experiencias gastronómicas y seguir dejando constancia de la actualidad y, al mismo tiempo, de la historia de la hostelería cordobesa. Y para regresar a esta tarea el restaurante elegido es PUERTA SEVILLA. Actualmente da nombre a todo un grupo de hostelero, el Grupo Puerta Sevilla, liderado por la figura del empresario Alberto Rosales Arjona.
Tres establecimientos forman actualmente este grupo: La
Posada del Caballo Andaluz, Taberna La Viuda y el Restaurante Puerta Sevilla. Como
singularidad cabe decir que todos se encuentran en el mismo enclave, San
Basilio -también conocido como el Alcázar Viejo-, posiblemente el barrio más
ligado en Córdoba a la tradición de los patios. Antes que Puerta Sevilla, el
grupo se llamó Marisquerías Cordobesas y contaba con otro restaurante, el Costa
Sur en el barrio Sector Sur. El desaparecido Costa Sur fue probablemente, por
historia y por nivel culinario, el restaurante más destacado del grupo hasta su
desaparición. El testigo lo recogió sin duda el destino culinario protagonista
de este artículo.
Fachada exterior del restaurante Puerta Sevilla
El Puerta Sevilla abrió en 1999 ocupando un edificio que se apoya
sobre la antigua muralla de Córdoba junto a la mismísima Puerta de Sevilla -es
fácil adivinar el origen del nombre del restaurante-. Edificio muy reformado
seguramente, pero que ha sabido conservar el más puro sabor a arquitectura
popular cordobesa, ofrece exteriormente una amplia y blanca fachada con
balcones, rejas y un par de los habituales faroles de las calles del casco
antiguo de Córdoba. Y dentro de esta amplia fachada, una pequeña puerta sirve
de acceso al restaurante. Tras el recibidor de la entrada, una arquería deja adivinar
cual es, sin duda, el principal espacio del restaurante: su patio. Un tradicional
patio cordobés enmarcado por la mencionada arquería y muros encalados repletos
de macetas y plantas. Destaca la presencia también de un pozo que comparte espacio
con las mesas destinadas a los comensales y un par de músicos de enlutado uniforme
que amenizan la noche interpretando en piano electrónico piezas melódicas. Se
adivinan un par de estancias más, pero nos consta, y no hay más que ver su
página web, que hay un número mayor de espacios disponibles para la clientela. Y
por supuesto, dentro de estos espacios no podemos olvidar la terraza situada en
el otro extremo de la Puerta Sevilla y que con buen tiempo suele estar muy
demandada.
Patio del restaurante Puerta Sevilla
Nuestra visita es nocturna y la noche fresca, por lo que el patio permanece cubierto. Ocupamos nuestra mesa, que afortunadamente conseguimos aun yendo sin reserva, y comprobamos que habría la posibilidad de disponer de brasero -algo que ya habíamos visto por ejemplo en nuestra visita al Mesón de Juan Peña-, aunque en este caso no lo necesitamos. La música, la luz tenue de unos farolillos y el marco propio de un patio creaban un claro ambiente intimista y sugestivo con el que iniciamos nuestra cena.
Otras estancias que se adivinan en el Restaurante Puerta Sevilla
Carta que este mes de abril presentaba el restaurante Puerta Sevilla
Para ir abriendo boca, la casa nos obsequia con un par de trozos de jugoso pescado en adobo. Para ser más exacto, se trataba de palometa o como se dice de toda la vida en mi casa, japuta.
Mesas del Restaurante Puerta Sevilla
Pan del restaurante
Y seguidamente el primer plato que habíamos pedido para
compartir: “alcachofas confitadas a la montillana”. Realmente nuestra primera
opción fueron las “alcachofas salteadas con vieiras del Cantábrico”, pero no tenían
disponible esta preparación y nos ofrecieron esta otra opción que pasa por ser
una receta típica cordobesa que nos encanta. Y sin embargo nos decepcionó en
cierta medida ya que, a pesar de encontrarnos ante una alcachofa excelente y del
buen sabor de la salsa, no encontramos suficientemente ligadas ambas partes. Desde
nuestro punto de vista, faltaba que la salsa hubiera reducido con la alcachofa
integrada de forma que esta tomará el sabor de la salsita. Lo corazones de
alcachofa podrían romperse o deshacerse en este proceso y perder vistosidad,
pero ganaría en sabor que es básicamente lo que echamos en falta.
Versión de las "Alcachofas a la Montillana" del restaurante Puerta Sevilla
Seguidamente el segundo plato a compartir: “panaché de
verduras con almendras y salmorreta”. La “salmorreta” es una elaboración típica
alicantina, una especie de sofrito hecho con tomate, ajos y ñoras que es base habitual
de otros platos como los arroces. En este caso será la base del caldito que
baña una mezcla de verduras entre las que destacan las zanahorias, judías verdes,
puerros o calabacín. Dos rebanadas de pan y un par de espárragos verdes coronan
esta especie de menestra con caldo que, esta vez sí, nos encanta.
"Panaché de verduras" del Restaurante Puerta Sevilla
Y como platos principales, un pescado y un clásico cordobés.
Empezando por este último, decir que nos referimos al “Flamenquín de jamón
ibérico con patatas”. Después de probar muchos flamenquines, afirmamos
rotundamente que probablemente se trate de uno de los mejores que podéis
encontrar en la geografía hostelera cordobesa en su versión más tradicional. Nos
lo presentan impecablemente cortado, lo que deja ver la perfecta espiral que
forma el jamón y el filete de cerdo, éste fino y libre duras fibras. A ello sumamos
un buen rebozado lo que resulta en bocados jugosos y de excelente sabor. Se
acompaña de una ensalada, doradas patatas fritas y de un suave alioli.
"Flamenquín de jamón ibérico" del Restaurante Puerta Sevilla
El segundo de los principales fue la “lubina del Coto de
Doñana a la plancha con verduritas y zanahoria especiada”. Una vez más, destaca
el producto. Un jugoso lomo de lubina con el adecuado cocinado en plancha que
descansa sobre una cama de coloridos pimientos y zanahorias. Para decorar, y
sobre todo para mojar, destaca el alioli de ajo negro de Montalbán.
“Lubina del Coto de
Doñana a la plancha" del restaurante Puerta Sevilla
Y llegados a los postres, habíamos divisado unas tartas que
desde el principio nos llamaron la atención. Por ellas preguntamos y sin ver la
carta de postres nos decidimos por dos de los postres caseros que nos
describieron: una “mousse de capuchino y amaretto” y una tarta de chocolate
blanco. Sencillamente sensacionales en ambos casos.
"Mousse de capuchino y amaretto" del restaurante Puerta Sevilla
"Tarta casera de chocolate blanco" del restaurante Puerta Sevilla
No comprobamos si disponía de carta de bebidas, pero el suspenso
es claro en lo que se refiere a la oferta de vinos por copas: Rioja o Ribera en
tintos y un par de blancos si no recodamos mal. Degustamos el Ribera y el blanco
afrutado que no sugirieron que no estaban mal en ningún caso, pero echamos de
menos que pudieran ofrecernos otras opciones. Una botella de agua y un
excelente pan completaron una cena que ascendió a 74,34 euros.
Tras el resultado de la noche, no queremos dejar de mencionar
la buena labor del equipo de sala con Marta García como máxima responsable. Destacamos
los tiempos adecuados entre plato y plato así como el trato amable y simpático de
quienes nos atienden.
Aquí concluye lo que fue nuestra historia en Puerta Sevilla,
seguramente uno de los restaurantes cordobeses mejor ambientados en la intimidad
y belleza de un típico patio cordobés. Su diseño no contiene inspiración
moderna, ni rehúye del tipismo y seguramente es de los que más se acerquen a la
autenticidad de estos espacios típicos cordobeses. No podía ser de otra manera
encontrándose en el corazón de la tierra de patios.
Ambientación del restaurante Puerta Sevilla
Y además usan uno de los mejores aceites de oliva virgen extra de Córdoba que se pueden comprar. Molino de Izcar, de Aceites Peña de Baena https://baenaoliva.com/
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