21 may 2012

SOCIEDAD DE PLATEROS DE SAN FRANCISCO: DE TODA LA VIDA

San Francisco, 6














Entrar en la taberna Sociedad de Plateros de San Francisco es  casi viajar en el tiempo hacia el pasado, es sin duda adentrarse en la Córdoba con más solera y tradición tabernaria. Como muchos sabrán, no es la única que tiene, o ha tenido, este nombre, pero la de San Francisco pasa por ser la decana de todas ellas y prácticamente lo es también de todas las tabernas cordobesas que perviven en la actualidad. No en vano estamos hablando de una taberna que nace en el último cuarto del siglo XIX.

La entrada principal en la actualidad esta en la calle San Francisco aunque aún podemos acceder también por la primitiva entrada de la calle Romero Barros justo en la lado opuesto. Nada más acceder nos damos cuenta que estamos ante una casa antigua con la estructura típica de la Córdoba del casco viejo: un patio, que en este caso se asemeja a un claustro con sus columnas y arcos, con una galería que lo rodea y una serie de estancias o habitaciones a su alrededor. En la actualidad, el patio esta cubierto por una estructura cerrada que deja pasar la luz a la vez que evita las posibles inclemencias meteorológicas y constituye el espacio principal del restaurante. Tanto en la galería como en el resto de estancias también encontraremos mesas. Solería antigua, paredes blancas sobre las que se disponen, sin recargar, algunas fotografías, láminas o carteles de temática cordobesa así como ciertas piezas cerámica, son también parte de su estética. El mobiliario es el típico de muchas tabernas, sillas en madera con mesas igualmente en madera o mármol. A la izquierda de la entrada principal se encuentra una barra no demasiado grande pero donde los parroquianos pueden tomar algunos medios o una cervecita. Y detrás de la barra algunas botas de vino y la estancia en la se encuentra la cocina.

Durante los fines de semana, y sobre todo en mayo o Semana Santa, es un establecimiento especialmente concurrido donde no es de extrañar que haya que esperar para conseguir una mesa. Al tratarse de una de las tabernas emblemáticas de la ciudad, se convierte indudablemente en un referente turístico y gastronómico para los que nos visitan. Para los cordobeses es un lugar tradicional donde degustar buena comida casera.

Os dejamos a continuación la carta que este establecimiento presenta en la actualidad (abril 2012):

- Jamón ibérico
- Queso de oveja curado
- Lomo embuchado (caña de lomo)
- Chorizo ibérico
- Morcilla ibérica
- Combinado de ibéricos

- Ensalada especial
- Ensalada mixta
- Salpicón de mariscos
- Salmorejo
- Huevos rellenos
- Ensaladilla rusa
- Tomate aliñado
- Alcachofas con anchoas
- Berenjenas fritas

- Revuelto de trigueros
- Tortilla de jamón
- Tortilla de gambas
- Tortilla de atún
- Tortilla de patatas
- Tortilla de espárragos
- Habitas con jamón
- Plato cortijero (huevo, patatas, pimiento y carne)

- Bacalao frito
- Bacalao rebozado
- Boquerones fritos
- Calamares fritos
- Croquetas de merluza
- Gambas rebozadas
- Gambas fritas
- Japuta en adobo
- Merluza frita
- Merluza a la plancha
- Choco a la plancha
- Choco frito
- Pez espada a la plancha
- Carne con tomate
- Callos
- Flamenquín
- Pincho moruno
- Chorizo al vino
- Pollo empanado
- Pollo plancha
- Rabo de toro
- Presa ibérica
- Secreto ibérico
- Solomillo a la plancha
- San Jacobo

En nuestra última visita éramos cuatro personas y nos decantamos por media ración de carne con tomate y ración de ensaladilla rusa para compartir, un flamenquín, dos San Jacobos y un plato de rabo de toro. A esto le sumamos la bebida, un refresco y tres cañas, y su servicio de pan y palillos. En total 43,5 euros. Se trata de una carta de precios bastante ajustados que, en función de lo que pidamos, nos dará un precio medio por persona de entre 10 a 15 euros aproximadamente. En este caso no llegó ni a los 11. Destacar el excelente rabo de toro y los San Jacobos, hechos estos últimos con filete de cerdo. No los habíamos probado hasta ahora en esta taberna y respondieron a las expectativas. Nada que ver con sucedáneos congelados con jamón York que encontraremos en otros lugares. Quizás algo más descuidadas las guarniciones con patatas que parecían congeladas. En otras ocasiones también hemos probado alguno de los platos de pescado destacando la merluza frita o la japuta. Su revuelto de trigueros o el salmorejo son también apuestas seguras.

Como vemos, un lugar castizo que atrae. Nada de artificios ni más pretensiones. Comida casera y sencilla que raramente va a decepcionar. Una visita cada cierto tiempo, sin duda, obligatoria.

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