21 dic 2019

NANITA: COCINA INFORMAL BY PACO MORALES

Ronda de los Tejares, 16 -Pasaje Rumasa-




En el corto espacio de un mes, la cocina de Paco Morales volvió a ser protagonista y por partida doble. Lo más reciente, el 20 de noviembre, la concesión de la segunda Estrella Michelin para Noor, su restaurante de moderna cocina andalusí. Un auténtico hito para el cocinero cordobés y al mismo tiempo para una ciudad como Córdoba que prolonga una autentica época dorada para el sector hostelero. Menos de un mes antes, y lo que en este artículo nos ocupa, se producía la apertura de NANITA, el segundo establecimiento de la marca Paco Morales para su ciudad.

Para conocerlo nos trasladamos al céntrico Pasaje Rumasa. Aquí abría Nanita sus puertas el 28 de octubre ocupando el espacio que había dejado unos meses antes el proyecto gastronómico y solidario Tabgha para trasladarse a la nueva dirección de San Felipe, 15. Nanita linda igualmente con otro ilustre restaurante cordobés: Pic-Nic. Con este panorama vecinal, nace este nuevo restaurante bastante alejado de su predecesor y del mencionado vecino colindante.


Mesas altas en Nanita

Si en nuestro anterior artículo dedicado a la arrocería Casa Pepe Sanchís, hablábamos de un espacio donde la ambientación no tiene especial protagonismo, ahora nos toca decir todo lo contrario, ya que ésta se erige como uno de sus puntos fuertes. Lugar moderno, luminoso y sofisticado por momentos. Blancos y maderas predominan, con detalles decorativos en negro y dorado, y evidentes toques naturalistas. Nada más entrar, y si miramos a la derecha, nos encontramos las mesas del teórico comedor mientras al frente y la izquierda se encuentra una siempre concurrida barra y algunas mesas y sillas altas. Se podría hablar de dos ambientes fusionados para degustar una misma cocina y donde ocupar un sitio u otro es una simple cuestión de oportunidad: dependerá de nuestro día y hora de llegada, de paciencia, si queremos esperar para ocupar un sitio concreto, o de la disponibilidad si hemos tenido la precaución de hacer una reserva previa. Nosotros -éramos dos comensales- así lo hicimos.

En apenas unos días desde la apertura, se constatan llenos absolutos. La apertura ha causado sensación y podríamos calificarlo como la apertura del año junto a los restaurantes de Juanjo Ruiz en la igualmente céntrica Casa de Manolete.

 Mesas e interior en Nanita

Nanita se presenta con una carta no especialmente extensa. Ésta se estructura en cinco bloques donde arrancaríamos con los “bocados pequeños”: platitos o tapas sugerentes pensadas para degustar individualmente y con las manos. En un formato algo mayor, ideales para compartir entre dos comensales, se disponen carnes, platos del mar y los llamados “Nanita Style”. Y por último tendríamos los postres que indistintamente podemos compartir o tomar en solitario. Sin duda hay un definido enfoque al producto -ostras, burrata, la gamba blanca, la ternera gallega- y al recetario castizo español -bravas, bocadillo de calamares, croquetas, callos-. No faltan las notas cordobesas -mazamorra, salmorejo o el “sorbete de naranja,PX y AOVE- y algún guiño a la cocina de ultramar -milanesa de ternera o el helado de dulce de leche-.

Dispone de una amplia carta de vinos que destaca por la variedad de tipos y procedencias. La cerveza de la casa es de la marca Alhambra.

Carta de Nanita tras la apertura en 2019


Atiende personal muy joven, pero profesional y con ganas de agradar. Destaca el buen hacer y organización de su jefa de sala que además nos asesora y aclara todas nuestras dudas con alguno de los platos.

 Cesta de pan -incluye láminas de pasta de arroz prensada y frita- en Nanita


Cervezas en Nanita

Tras estudiar la carta, intentamos hacer una selección que sea muestra de lo que ofrece la carta, aunque prácticamente todo es sugerente e invita a ser probado. De entre los “Pequeños bocados”, probamos el “Bollo preñao con chorizo y huevo de codorniz frito”, el “Mini-maiz brasa con praliné de avellana y chiles secos” y por último el “Bocatín de calamares con mahonesa de limón”. Disfrutamos con los tres, pero recomendamos especialmente los dos primeros: el contundente y asturiano “bollo preñao” y el sorprendente, e inesperado, buen sabor del mini-maiz.

 “Bollo preñao con chorizo y huevo de codorniz frito” de Nanita


 “Bocatín de calamares con mahonesa de limón” de Nanita


“Mini-maiz brasa con praliné de avellana y chiles secos” de Nanita


De los platos “Nanita Style” probamos las “Bravas Nanita con ajo y salsa de tomate picosa” y la “Mazamorra de almendra, naranja, arrope y nieve de queso de oveja”. Correctas las bravas, sin más, y mucho mejor la mazamorra, de toque cítrico.

 “Bravas con ajo y salsa de tomate picosa” de Nanita


“Mazamorra de almendra, naranja, arrope y nieve de queso de oveja” de Nanita


Como plato más principal pedimos el “Lomo bajo de rubia gallega con pimientos del piquillo y patatas fritas”. Carne con cuarenta días de maduración -según nos indican- que, con el punto de cocinado perfecto -poco hecho pedimos y merece-, fue una auténtica gozada.

 “Lomo bajo de rubia gallega con pimientos del piquillo y patatas fritas” de Nanita

Finalizamos con un postre sensacional: el “Helado de dulce de leche con su crema y flan roto”. Sin duda, un guiño de la carta a tierras sudamericanas del que tememos un carácter extradulce que sin embargo resulta en un postre perfectamente equilibrado. De lo mejor de la noche.

"Helado de dulce de leche con su crema y flan roto” de Nanita


La cuenta fue de 63,4 y, además de los platos mencionados, la completaban tres copas de cerveza, un té y los servicios de pan. La media por comensal se moverá por tanto en el entorno de los 30 euros, en una relación calidad-precio equilibrada.

Sería injusto concluir este artículo sin mencionar el nombre de Mariana Tapia, pareja de Paco Morales, y persona con la que comparte proyectos gastronómicos como este que nos ocupa. Cordobesa, de Argentina, ejerce de jefa de sala en el restaurante Noor, labor por la que recientemente ha recibido el premio nacional 2019 concedido por la Asociación de Jóvenes Restauradores de España. En esta ocasión, Mariana se hace partícipe del interiorismo del local que a ella se debe en gran medida -según ha manifestado a los medios- dando sus aportaciones y gustos decorativos, pero además adquiere un protagonismo especial ya que Nanita es el sobrenombre familiar de la propia Mariana.

Dejamos un lugar completamente lleno, cuyo planteamiento desenfadado y frescura le ha hecho convertirse en poco tiempo en lugar de moda. Ese planteamiento nos recuerda a ideas que ya desarrolladas por Paco Morales con anterioridad y que conocemos en este blog de primera mano. Nos referimos al desaparecido Al Trapo -Hotel De las Letras en Madrid- y que descubrimos allá por 2014. En el madrileño establecimiento se fusionaban espacio de estética actual y simpática con cocina informal, pero de calidad y estilo propio. La diferencia fundamental radica en la orientación mucho más internacional y de fusión de la cocina de Al Trapo frente a la versión mucho más españolizada y local de Nanita. Todo esto sin descartar una evolución que propicie el aventurarse en un mayor atrevimiento con platos de aires más foráneos. La cuestión es que el concepto ha recalado ahora en Córdoba y Paco Morales lo firma en otro año absolutamente inolvidable para su carrera profesional y para nuestra ciudad.

Exterior de Nanita

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