28 jul 2022

MACSURA: EL NOBLE ESPACIO DEL CHEF MCELYEA

Cardenal González, s/n 

 

No estaba premeditado en absoluto, pero finalmente así se ha dado. Tras Baco, establecimiento de Jhon Mcelyea que fue la última experiencia relatada en este blog, se da la circunstancia de contaros nuestro paso por MACSURA, restaurante iniciático del mismo cocinero en Córdoba. Hay que remontarse a 2013 para contemplar su apertura en ese atractivo lugar del casco antiguo de la ciudad que es la esquina que hace Cardenal González con la pequeña Horno de Porras.

Como atractivo es su nombre, Macsura, que hace referencia al lugar más noble y rico de una mezquita, y tratándose Córdoba de la “ciudad de la Mezquita”, la analogía buscada por su responsable parece que queda perfectamente explicada.

Ese responsable que ya hemos nombrado es Jhon Mcelyea. Con formación en la desaparecida Escuela de Hostelería de Córdoba, ya hablamos de su paso por las cocinas de Martín Berasategui al hablar de Baco, pero en el currículum figuran restaurantes en otras provincias, y de regreso a Córdoba El Olivo, El Envero y El Raspón. Tras todo este periplo, llegó nuestro lugar protagonista. Un negocio consolidado tras llegar a la década de existencia.


 

 Espacio interior y mesas de Macsura

 

En nuestra visita elegimos una mesa del interior a pesar de contar el establecimiento con una terraza con cierto encanto y seguramente más aún para veladas nocturnas. Os desvelamos que era primavera cuando pasamos por aquí, pero el calor empezaba a apretar de lo lindo y la estancia dentro os aseguramos que era la mejor opción. Así descubrimos un interior amplio y nada saturado en mesas. Sus paredes blancas y la claridad que dejan pasar sus grandes y enrejados ventanales dejan un espacio luminoso que deja entrever detalles de decoración geométrica en un pálido azul de clara influencia musulmana. Ocupando uno de los arcos que dividen el interior entre la zona de barra y más informal de la entrada y el fondo con mesas y más formal, llama la atención un mueble botellero que nos descubre la apuesta del restaurante, y su responsable, por el vino. Vista la carta, lo mejor la diversidad de referencias y procedencias, alguna diríamos hasta exótica. Podréis encontrar también vinos de la provincia de Córdoba, incluso algún tinto. Nuestra impresión es la de enfrentarnos quizás precios medios o altos, pero lo dicho, una buena oferta que en nada desmerece lo que vimos en Baco.

 Nuestra mesa, y como todo el resto, desprovisto de la formal mantelería de otras temporadas en Macsuta

 

Hablando de impresiones: ¿restaurante para turistas? A ver, seguramente no sea esa su vocación, pero la ubicación y aspectos gastronómicos como su oferta en arroces, le ha acabado convirtiendo en establecimiento con mayoría aplastante de clientela extranjera. De hecho, el día de la visita que os estamos relatando, éramos de los escasos nacionales presentes y casi con total seguridad los únicos cordobeses.


 

Vamos con la experiencia culinaria.

Nos atiende un equipo joven y atento en donde encontraremos alguna buena recomendación e información de los platos. Tras indicarnos como acceder a la carta de platos -como suele ser en estos tiempos, vía código QR- adivinamos una carta nutrida, pero no excesiva. No sabríamos decir por qué, pero presumíamos una oferta más a la cordobesa donde finalmente los platos locales no se cuentan ni con los dedos de una mano: un clasiquísimo salmorejo hasta en su guarnición de jamón y huevo duro, unas berenjenas fritas, pero en tempura y, eso sí, regadas con miel de caña y un flamenquín de jamón serrano acompañado de patatas rústicas y una infrecuente salsa de champiñones.

En cualquier caso, y dada la prometedora oferta restante, empezamos a tener claro que íbamos a probar cosas diferentes. Descartamos los arroces, tan atrayentes para la clientela foránea, y alguna referencia al recetario tradicional como unas croquetas, una ensaladilla o los boquerones en vinagre, aunque sin descartar las bondades que todos esos platos podían tener. Sin embargo, descubrimos preparaciones cosmopolitas, producto de calidad y en general combinaciones realmente interesantes. Lo difícil, en estos casos, puede ser elegir y sumémosle a todo esto que suelen tener algún plato fuera de carta que suele sonar muy bien. Veamos como nos fue a nosotros.

Detalle de la carta de primavera de Macsura

 

Arrancamos bien con los “Saquitos rellenos de crema de moluscos y mayonesa de curry”. Lo mejor, el interior de la pasta filo con esa mezcla casi líquida de gambas, navajas y almejas -según nos confirman-. Muy bueno también el toque para mojar de la mayonesa de curry.

“Saquitos rellenos de crema de moluscos" de Macsura

 

Seguimos con un excelente, a nuestro parecer, Tartar de langostinos, cebolla blanca, cebolla morada y huevas de trucha”. Plato fresco y que resulta en una acertada y muy sorprendente combinación. Se acompaña de unas tostas de pan blanco para degustarlo.

"Tartar de langostino" de Macsura

 

Sin dejar la costa, seguimos con unas “Albondiguitas de choco con cremoso de puré de patatas, salsa americana y chips de yuca”. Otro descubrimiento que nos sorprende en sabor y texturas. Es para apurar y para ello recomendamos emplear el pan disponible.

"Albondiguitas de choco" de Macsura

Completamos la parte salada con el “Bocata de costilla de cerdo a baja temperatura acompañado de patatas y mayonesa de salsa española”: sabroso y contundente “todo en uno”. Buen punto de jugosidad de la carne que facilita que se pueda degustar sin ningún problema. Por si nos parece poca mezcla, en el plato, y para mojar un poco más, podemos encontrar salsas de ajo negro, barbacoa y pimientos.

    “Bocata de costilla de cerdo" en Macsura

 

Culminamos la comida con dos postres muy logrados. Por un lado, un “coulant” que se distingue del clásico por guardar en su interior chocolate blanco en lugar de negro. Dulce, aunque no excesivo, y que combinaba a la perfección con el helado de vainilla para dejarnos un agradable postre templado.

"Coulant de chocolate blanco" de Macsura

 

Y por otro lado, y porque hay vida para el mascarpone más allá de un tiramisú, el último plato en Macsura fueron unas estupendas y sencillas milhojas de este cremoso queso de origen italiano.

 "Milhojas de mascarpone" de Macsura

 

Una copa de cerveza “El Aguila Sin Filtrar”, un par de botellas de agua y el servicio de pan completan la cuenta que ascendió a 75,7 euros. Relación calidad-precio equilibrada, muy en la línea de lo que vimos en Baco.

Termina aquí el relato de nuestra experiencia en Macsura con un gratísimo sabor de boca. ¿Quizás suerte en la elección? Desde luego podría ser, pero con esas cartas jugamos siempre y comparativamente hablando, Macsura nos ha parecido que supera sin duda la experiencia en Baco, su hermano pequeño. Siempre lo pondríamos por delante si hubiera que elegir entre ambos salvo que el atún esté en vuestro foco, en cuyo caso Baco sería obviamente mejor opción.

En conjunto parece que dimos con la tecla resultando en un balance prácticamente sobresaliente en su totalidad. Notas a parte, un lugar que merece más visitas por nuestra parte para terminar de descubrir todo lo que Jhon Mcelyea cuece en Macsura.
 

Entrada al resturante Macsura

No hay comentarios:

Publicar un comentario