Acera Pintada, 8
Atravesando el Puente Romano o
Viejo, como gusten en llamar, y caminando apenas unas decenas de metros a la
espalda de la Torre de la Calahorra, nos encontramos con uno de esos espacios
culinarios con solera: el Bar Miguelito.
Estamos en el barrio del Campo de
la Verdad, en la orilla sur del Guadalquivir. En este lado del río la vida es
más tranquila ya que nos encontramos fuera del área más turística y comercial
de la ciudad. Conviven gentes de distintas generaciones y son fundamentalmente
trabajadoras. Es de esas zonas de una ciudad a donde, como se suele decir, se
vuelve pero a donde no se va.
A pesar de este hándicap, el sur
de la ciudad de Córdoba nos ha dejado alguna que otra joyita gastronómica. Así
recordamos el Restaurante Tempura que nacía en Acera de Granada nº 2, muy
cerquita del lugar de nuestra visita de hoy, y donde se hacía cocina moderna de
la mano de su jefe de cocina y propietario, Antonio López. Precisamente en esta
ubicación llegó a conseguir un Sol de la Guía Repsol del 2011, aunque este
acabó luciéndolo en el más elitista Barrio del Brillante y concretamente en la
calle Teruel nº 21, tras su traslado y cambio de nombre para pasar a ser el
actual Restaurante Gastrobar El Envero. Otro lugar de calidad era el
Restaurante Costa Sur – anteriormente Bar Crismona – perteneciente al Grupo de
Restaurantes Marisquerías Cordobesas de Alberto Rosales. Se encontraba en calle
Huelva, 17, detrás del ambulatorio del Sector Sur, y decimos que se encontraba
pues acaba de cerrar en fechas recientes.
Así pues, y con este panorama, el
Bar Miguelito es lo mejor que queda a este lado del río, al menos en nuestra
modesta opinión. Y no es que su existencia no este exenta de riesgos, cosa que
decimos porque diversos planes urbanísticos, para cambiar la fisonomía en el entorno
de la Torre de la Calahorra, ya han amenazado el negocio con la expropiación. A
pesar de todo aún podemos disfrutar de este lugar, y esperemos que sea por
mucho tiempo, cuyo origen parece que hay que buscarlo en los primeros años
cuarenta en un bar cuyo primitivo propietario bautizó con el nombre de su hijo.
Así nos lo cuenta Manuel Cobos en esa joya literaria que es “Historia de la
Hostelería de Córdoba”. Posteriormente, en 1945, Francisco Cano y su mujer
Catalina Sánchez, que llevaban algún tiempo en la capital pero que provenían de
Castro del Río, se quedan con el bar y nace la casa que hoy conocemos. Por
cierto que la popularidad de su nombre de origen y las trabas burocráticas,
hicieron que “Miguelito” quedara como su nombre para siempre.
Al frente se encuentra en la
actualidad la tercera generación, con Francisco Cano a la cabeza de un equipo
que nos ofrece platos populares de la cocina española, andaluza y cordobesa.
Aunque hay variedad, el pescado y más concretamente la fritura destacan
sobremanera. Su buque insignia es su popular surtido de pescado variado,
llamado “Miguelito”. Nos quedamos también con el excelente mero rebozado, de
gran sabor y muy jugoso, y sus calamares y las patitas de éstos, bien
preparados, limpios y más finos que las típicas anillas de calamar o que los “rejos
de pota” muy populares por ejemplo en Madrid. El “Buchón”, una especie de
flamenquín de pescado, y el “Escocío”, merluza o pescada aliñada, son también
muy populares.
Más allá del pescado también son
destacables los revueltos, su flamenquín y salmorejo o los platos de casquería,
pero por encima de todo nos quedamos con el jabalí adobado: la mezcla de aceite
y salsita del adobo es realmente sobresaliente. También cuenta con algunos postres
caseros por los que merece preguntarse.
Para que valoréis todo lo que
ofrece Bar Miguelito en la actualidad os mostramos la carta completa:
Carta (servidos en su mayoría como raciones y algunos en medias
raciones)
- Entrantes
Huevas a la Vinagreta
Salpicón de Marisco
Salmorejo Cordobés
Queso Puro de oveja
Picadillo de Bonito
Ensaladilla Rusa
Ensalada de la Casa
- Revueltos
Revuelto de la Casa
Revuelto de Patata y Jamón
Revuelto de Sesos
Revuelto de Habitas Baby
Revuelto de de Trigueros
Revuelto de Gambas, Trigueros y Salmón
- Carnes
Flamenquín de Jamón
Riñones a la Plancha
Croquetas Caseras
Callos a la Cordobesa
Sesos Rebozados
Lagartillo Mechado
Solomillo a la Plancha
Manitas de Cerdo
Riñones a la Broche
Riñones al Jerez
Pinchito Moruno
Jabalí en adobo
Lomo de Orza
Cinta de lomo a la plancha
Chuleta de Ternera
Rabo de Toro
- Pescados
Miguelito - surtido de pescado -
Buchón de Merluza
Bacalao a la Castreña
Mero Rebozado
Gambas Fritas
Gambas al Ajillo
Patitas de Calamar
Pijotas Fritas
Calamar a la Plancha
Rosada a la Plancha
Pez Espada Plancha
Pinchito de Gambas
Cazón en Adobo
Escocío
Gambas Cocidas
Calamares Fritos
Boquerones Fritos
Almejas Salteadas
Pulpo a la Gallega
En nuestra última visita, donde
nos reunimos cinco personas, nos decantamos por un “Miguelito”, un revuelto de
gambas, trigueros y salmón, una ración de jabalí en adobo, un flamenquín y unas
croquetas caseras. Finalizamos con dos postres caseros - flan de café y flan de
chocolate - y tres cafés. A esto hay que sumar dos cervezas, tres refrescos y
el servicio de pan y palillos. El precio apenas superó los 50 euros y es que la
media de gasto habitual gira en torno a los 15 euros por persona. Con cantidades
equilibradas cuando no abundantes, os aseguramos que la relación calidad-precio
es muy buena.
A pesar de lo degradado del
entorno y de los riesgos antes citados, hemos comprobado también que el
establecimiento se ha embarcado en una renovación de su aspecto interior cambiando
el mobiliario de su salón. Sin duda ha ganado éste en funcionalidad y
luminosidad con un toque algo más moderno. Comentar que además del mencionado
salón, también dispone de terraza en el exterior, acondicionada para su uso más
allá del verano, lo que permite dar un desahogo al espacio que en ciertos
momentos quedaría pequeño, especialmente en fines de semana y fiestas.
Sobre la clientela no hemos
hablado pero cabe decir que se trata de un establecimiento mayoritariamente
frecuentado por los propios vecinos y cordobeses en general, atraídos por sus
platos y precios ajustados, aunque su cercanía al casco antiguo también atrae
cada vez más a turistas foráneos.
En conclusión un lugar ideal para
comidas o cenas informales, donde compartir raciones y platos en un ambiente
popular y distendido, con ese punto de calidad en su cocina y algunos platos
propios que distingue al Bar Miguelito de entre otros muchos lugares de Córdoba
con una carta similar.
El sábado estuve allí, la comida genial, pero el trato que nos dio uno de los camareros fue pésimo. No volveré a ir ni a recomendar, y es una pena xk la comida es muy buena, pero hay k ser agradable con el público.
ResponderEliminarGracias por tu aportación. Nos alegramos de que te gustara la comida en lo que sin duda coincidimos. Respecto al trato que recibistéis, quizás quien te atendió tuvo un mal día. Nosotros por el momento no hemos sufrido hasta ahora esa circunstancia. En cualquier caso, la experiencia personal es lo que más cuenta y como cliente lo más lógico es reclamar un trato amable: todo suma cuando acudes a un restaurante.
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